Si miramos a nuestro alrededor podemos observar que hay gran variedad de tipos de entrenadores, cada uno con su estilo, con su sistema. Y seguramente a veces valoramos o catalogamos a esos entrenadores en función de los resultados, pero a
mí, como siempre me gusta mirar más allá.
Nunca he creído en el “todo vale” o “café con leche para todos” y por eso al igual que intenté crecer como deportista, cada día trabajo para crecer como entrenadora.
A día de hoy sé y conozco que existen distintos tipos de entrenadores:
Entrenador indiferente o desorganizado, son entrenadores inexpertos, con baja motivación y autoconfianza. Comunican mal o no comunican, son desorganizados y transmiten poco interés por la práctica deportiva.
Entrenador permisivo, son entrenadores amigos o colegas, suelen vincularse más de lo debido con los deportistas y sienten que la motivación propia es la motivación de sus discípulos. En general suelen bloquearse tras sentir frustración. Sin embargo, son buenos comunicadores y entienden los sentimientos y necesidades de los deportistas. Este tipo de entrenador son positivos en edades tempranas, de 8 a 10 años de edad.
Entrenadores autoritarios, son entrenadores eminentemente racionales, basan su motivación en la táctica, el esfuerzo y sobre entrenamiento. El control de todo lo que rodea al equipo o al deportista es la base de su seguridad, con lo cual son poco dados a la comunicación emocional. Este tipo de entrenador es positivo para la adolescencia, ya que es una etapa en la búsqueda de límites.
Entrenadores democráticos, son los que intentan combinar ambas parcelas, tanto las de las necesidades afectivas y el afecto, como las de control y disciplina. Son buenos motivadores ya que saben buscar la forma de interpretar su realidad a través del deporte. Tienen un alto grado de confianza en ellos mismos.
Pero si os digo la verdad a lo que aspiro y por lo que trabajo cada día es a ser, como dice Phil Jackson, un entrenador Chaman. Quiero ser un líder invisible. Quiero tener un liderazgo como dice O´Toole basado en el valor, conquistar los corazones y las mentes de mis alumnos. Porque estoy convencida que cuando los deportistas no se sienten amedrentados ni abrumados por la autoridad, se logra la verdadera autoridad, el verdadero liderazgo.
Nunca he pretendido ser imprescindible para mis deportistas, más bien al contrario. Siento que he realizado bien mi trabajo, mi propósito cuando un deportista me dice “tranquila que si estás tú bien y si no…ya sé lo que tengo que hacer”
El entrenador Chamán es el siguiente nivel después del democrático, su motivación no sólo radica en el control y la disciplina, en el afecto y la satisfacción de las necesidades, sino que, requiere la cualidad existencial. Su motivación aporta valores como la auto aceptación, la atención activa, la compasión y un estado de “insight” de estar dentro y fuera a la vez.
Sin duda a eso es a lo que aspiro yo y para lo que trabajo cada día.
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