Fortaleza mental es un concepto que puede sonar como algo manido, pero que claramente influye en el rendimiento de los deportista.

No gana (sólo) quien consigue ser el más rápido, el más fuerte, el más técnico o quien consigue sumar más puntos. Gana quien, además, supera a sus rivales en una alta capacidad tan valiosa como “entrenable”.

¿Qué es la fortaleza mental?

 Es una capacidad psicológica multifactorial que permite a los deportistas optimizar su potencial en cualquier situación, para mejorar y/o alcanzar los objetivos que se proponga.

Saber cuál son sus determinantes y como la podemos entrenar nos puede ayudar a mejorar el rendimiento deportivo.

  1. Confianza:

En el momento de la competición muchas veces sentimos nervios, dudas, presión… no se trata de tratar de evitar esos sentimientos ya que normalmente forman parte de la situación que estamos viviendo, debemos aceptar como nos sentimos y de alguna manera mantener la cabeza fría como para analizar las cosas con la perspectiva adecuada.

Nos ayudará:

  • Creer en las posibilidades y recuperar la compostura, si se pierde en algún momento.
  • Pensar que se tiene recursos para competir.
  • Interpretar las amenazas como oportunidades para mejorar.
  • Sentirse cómodo bajo presión haciendo las tareas comprometidas con mucha seguridad y tomando decisiones acertadas.

  2. Constancia.

Gran parte del entrenamiento mental está en el trabajo diario, teniendo como objetivo principal mejorar, para ello es imprescindible:

  • Comprometerse con las tareas que hay que hacer.
  • Insistir o persistir en situaciones difíciles o desagradables, manteniendo la concentración en lo relevante.
  • Asumir la responsabilidad para marcarse sus propios objetivos.
  • Hacer todo lo necesario para alcanzarlo.

  3. Control Emocional.

 ¿Siempre positivos? Eso no es cierto. Somos humanos y hay momentos muy complicados. Cuando las cosas no van bien no podemos evitar sentir la frustración, pero al final es la capacidad de autocontrol.

 Aceptar nuestras emociones manejarlas y controlarlas.

  • Ausencia de miedo o de preocupación por competir mal.
  • Tener claridad y seguridad.
  • Evitar enfadarse o frutarse cuando las cosas no van como se desea.
  • Ponerse ansioso en situaciones que no esperaba o no podía controlar.

  4. Tolerancia a la adversidad.

La alta competición es dinámica, las situaciones pueden cambiar de forma drástica de un momento a otro, a veces a favor y otras no tanto.

Por ello es importante:

  • Mantenerse firme y combativo en situaciones adversas.
  • Pensar que todas las situaciones de competición o entrenamiento sirven para mejorar.
  • Ser capaz de superarse a sí mismo en las peores condiciones posibles.

Parte del éxito es no dejarse ir, buscar siempre una solución y también de alguna manera disfrutar de ese proceso de superación, cuando las cosas se ponen duras, vamos a ver hasta dónde soy capaz de llegar. Satisfacción.