Empieza la cuenta atrás para que se produzca uno de los mayores eventos deportivos, bueno para mí, el más grande. No hay nada igual que competir en unos Juegos Olímpicos.
En estos meses muchos deportistas verán cumplido uno de sus sueños y conseguirán la ansiada clasificación para acudir a dicho evento. Pero otros muchos y a pesar de su gran esfuerzo, de sus compromiso, de su ilusión se quedarán fuera.
¿Esto da miedo verdad? Cuando se invierte tanto para conseguir un objetivo y estás en puertas de saber si se cumple o no da vértigo.
Por ello a muchos deportistas les pasa que en ese momento cuando son conscientes de que las cosas pueden salir o no, empiezan a sentir angustia, stress, incertidumbre, baja su autoconfianza y en consecuencia baja su rendimiento.
Es muy normal que cuanto más se entrega, más se arriesga, más ilusión se pone…más miedo se tiene a perder, a que las cosas no salgan.
Pero hay una cosa clara, si quieres conseguir un objetivo y te entregas al 50% o al 60% tienes muy pocas posibilidades de conseguirlo. Pero si te entregas al 100% no tienes una probabilidad de 100% de conseguirlo. Ya que como sabemos siempre hay factores que no dependen de nosotros, cosas que no controlamos y pueden afectar al resultado final. Y esto hace grande al deporte de élite.
He participado en tres Juegos Olímpicos, dos como deportista y uno como entrenadora, y sé que esa competición no se puede comparar con ninguna. Pero también sé que hay cosas que no varían. El escenario puede ser distinto, las sensaciones, el publico…pero las reglas de tu deporte, tus rivales y tú sois los mismos. Eso no hay que olvidarlo y es en lo que nos tenemos que centrar, ahí es donde tenemos que poner el foco.
“ Voy hacer lo mismo que he hecho miles de veces en los entrenamientos” Gervasio Deferr.
Muchas veces como nuestra cabeza piensa que es una situación especial hacemos cosas que no hacemos nunca. Pensamos que si la situación es más difícil, debemos hacer cosas especiales, distintas.
Sin embargo hacer especial una situación es la peor manera de afrontarla.
He empezado diciendo que para mí no hay nada igual que competir en unos Juegos Olímpicos. Y lo mantengo. Pero eso no tiene que hacer que cambiemos nuestra forma de actuar, esa que hemos preparado y en la que creemos. Porque los Juegos Olímpicos pueden ser muy distintos a otros campeonatos en la forma pero en esencia no. Y sobre todo tú tienes que ser el mismo y hacer lo que sabes hacer, en lo que crees y lo seguramente habrás preparado miles de veces.
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