No hace mucho que leí en un blog que muchos hablan y te animan a perseguir tus sueños pero que pocos hablan del precio que hay que pagar.
Me encuentro en Ecuador y me he acordado de esto porque como siempre que uno viaja crece, aprende, se enriquece y confirma que toda realidad hay que interpretarla.
Una de las cosas que definen mi carácter es la continua persecución de objetivos, y aquí he tenido la oportunidad de conocer y convivir con personas que su máximo objetivo es la NO persecución de objetivos. Mi filosofía de vida es mejorar continuamente y ayudar a las personas a que mejoren y la suya la de sobrevivir con el mínimo esfuerzo sin ninguna ambición de mejora. He tenido la oportunidad de conocer a personas que viven “parcheando”, vendiendo en la calle, viven fuera del sistema, su único objetivo es estar, sobrevivir… su cultura y conocimiento no está en los libros, está en la calle. Sienten que la mejora es un invento del sistema.
Ir en busca de tus sueños tiene un precio, pero no ir, también lo tiene y no se cuál de los dos es más caro.
Dicen que son libres porque no tienen nada y nada necesitan. Me comentan que ellos sí son libres y no yo atada a un sistema.
Sin embargo no hay que olvidar que la verdadera libertad es poder elegir. La verdadera libertad es saber con qué piel quieres andar la vida. Su libertad no es la mía y cada uno hemos elegido una piel.
Todo tiene un precio. Tus actos y tus NO actos tienen unas consecuencias que formarán parte de tu vida.
Ten tu dialogo interno. No se trata de lo que otros esperan de ti sino de lo que tú esperas de ti mismo. No se trata solo de ganar sino del compromiso que adquieres contigo, del proceso que eres capaz de experimentar y superar. No se trata de perder sino de elegir no adquirir ningún compromiso.
Cada día tiene un amanecer y un atardecer. Puedes elegir estar presenta. Puedes elegir estar al lado de la belleza.
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