Ostia, Italia 15/02/15.
Cuantas veces ante un acontecimiento importante en nuestras vidas nos intentan motivar, incluso nos intentamos motivar nosotros mismos, con mensajes positivos, gritos de ánimo, incluso con pancartas. Esto es muy común en campeonatos y eventos deportivos.
Se intentan dar charlas motivacionales en los vestuarios antes de un partido, o a un deportista antes de disputar su competición, con frases tipo “¡ vamos a ganar ,eh! ¡venga que tu puedes! Incluso el grito de guerra de muchos equipos es ¡Ganar, ganar, ganar!
Recuerdo momentos antes de disputar un combate en un Campeonato del Mundo, en el que me enfrentaba a una rival muy dura y difícil, la Rusa Kushinova, era el pase a disputar medalla.
Eran los momentos previos a salir al tatami, en esas situaciones siempre está una al lado de la otra, esperando para salir. Son momentos donde controlar la tensión y el stress es fundamental. Hasta el más mínimo detalle puede sumar o restar.
Ese día erróneamente mi cabeza estaba ocupada pensando algo así como: “tengo que ganar, tengo que ganar…”
¿Tengo que ganar?.¿ Acaso eso es una obligación?
Ganar esta fuera del control del deportista y ocupar tu mente en ese pensamiento sólo genera ansiedad e incertidumbre. Por mucho que te concentres en pensar en ganar, eso no te aporta nada para tener una actuación eficiente.
Afortunadamente, bueno afortunadamente no. Como estaba entrenada para lidiar con esas situaciones, rápidamente reconduje mis pensamientos en cosas realmente relevantes para realizar una actuación eficiente.
Me ayudo un momento en el que miré su cara, ella estaba tan concentrada como yo y seguro quería ganar tanto como yo y no tenía ninguna duda de que entrenaba las mismas horas o parecidas que yo. ¿Entonces? Lo único que me daba seguridad y confianza era centrarme en lo que realmente dependía de mi.
Centrarte en lo que tienes que hacer para ganar, imaginar situaciones, adelantar soluciones y repasar mentalmente las tareas entrenadas, es lo que se necesita para dar tu máximo nivel, para realmente tener una actuación eficiente.
Cerré los ojos, me olvidé del resultado, visualicé y repasé la táctica preparada, esa que había entrenado tantas y tantas veces.
¡Estaba lista!
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